Este domingo se recuerda el 120 aniversario de lo que se conoció como la rebelión de los Mocovíes, un acontecimiento histórico que tuvo lugar el 21 de abril de 1904 en las calles de San Javier, provincia de Santa Fe.
La rebelión fue un movimiento de reivindicación para los descendientes de los actores directos del conflicto, quienes la consideran opuesta al concepto de «malón», representando un acto de regresión a la barbarie.
En aquellos tiempos, San Javier era un lugar donde convivían criollos, extranjeros y mocovíes, estos últimos sometidos y marginados. La falta de representatividad de los caciques tradicionales contribuyó a la pérdida de poder y al repliegue material y espiritual de los habitantes originarios de la región.
La situación se agravó con la expropiación de tierras para inmigrantes europeos, mientras que los mocovíes estaban políticamente fragmentados. Un grupo liderado por el cacique Mariano López apoyaba a las autoridades oficiales, pero la mayoría no lo respetaba. Dos de sus hermanos, Juan y Andrés, se convirtieron en líderes del conflicto al canalizar el malestar y cohesionar a los descontentos.
Además, surgieron movimientos mesiánicos que buscaban recuperar los valores comunitarios tradicionales, ofreciendo una nueva estrategia para poner fin a la opresión blanca. Líderes espirituales como Francisco Golondrina, Domingo López y Santos Megrané convocaron a los mocovíes en San Javier, anunciando un diluvio apocalíptico que dejaría a los mocovíes como dueños del pueblo.
El 21 de abril de 1904, con nuevos líderes y guías espirituales, los mocovíes se prepararon para tomar la jefatura política y la policía en un intento por recuperar el pueblo. Armados con lanzas y boleadoras, se enfrentaron a la represión de las autoridades, resultando en una derrota contundente con un gran número de muertos y heridos.
Tras la derrota, los mocovíes sobrevivientes fueron desarmados y encerrados en condiciones precarias. La tragedia de los mocovíes se vio agravada por la miseria, la desnutrición, enfermedades como la tuberculosis, la sífilis y la lepra, así como la prostitución y el alcoholismo.
Este aniversario nos recuerda la importancia de reflexionar sobre la historia y el legado de los pueblos originarios en Argentina.
Foto: Archivo
Fuente: Verónica Greca – San Javier en Reflejos