SAN JAVIER CELEBRÓ EL BICENTENARIO DE LA PATRIA

El Intendente de San Javier Ing. Agro. Mario Enrique Migno dijo al presidir el acto de bicentenario de nuestra patria “en esta comunidad más antigua que la patria, será por eso esta pobreza dura y vieja que va carcomiendo nuestra convivencia, debemos convocarnos a dar la batalla contra la  indigencia, a hacer política para los pobres y no contra los pobres”.

Las celebraciones comenzaron con el Tedeum en la parroquia San Francisco Javier, a cargo del cura párroco Sergio Capoccetti, en el cual participaron autoridades, abanderados, representantes de diversas instituciones y público en general.

Luego, las autoridades se trasladaron al escenario montado en la intersección de las avenidas Alvear y General López para dar inicio al acto protocolar y posterior desfile.

La ceremonia fue presida por el Intendente Mario Migno, acompañado por el senador departamental José Baucero, el diputado provincial Adrián Simil, el presidente del Concejo Deliberante Marcelo Bugnon, el sub administrador de Vialidad Provincial Rafael De Córdoba, el jefe de la UR XIV Comisario Inspector Javier Pinatti, Concejales, secretario del ejecutivo municipal, representantes de instituciones de San Javier y el distrito, y numeroso público.

Las comunidades aborígenes, junto al secretario de Cultura Raúl Selmi izaron la bandera, se entonaron las estrofas del Himno Nacional, seguidamente representantes de establecimientos educativos depositaron una ofrenda floral en el mástil de la plaza y el intendente Migno, junto a los legisladores Baucero y Simil, el presidente del Concejo Marcelo Bugnon y el ex Concejal Ignacio Jagou, descubrieron una placa recordatoria al pie del busto del General San Martín.

Las palabras alusivas a la fecha estuvieron a cargo del jefe del gobierno sanjavierino quien expresó: “Estamos aquí reunidos para cumplir con la formalidad de renovar los compromisos que tenemos con la Patria.  Cada 25 de mayo, cada 9 de julio, a lo largo y ancho de Argentina se producen manifestaciones destinadas a recordar y recordarnos que hubo hombres y mujeres que alguna vez desencadenaron un proceso para hacernos libres.

Podríamos decir que hace 200 años un grupo de habitantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata PARIERON la Patria.

La Patria, es la eterna hija de cada generación de argentinos, es por ello importante que le rindamos homenaje en cada cumpleaños, pero es fundamental que, como a nuestros hijos, le dediquemos nuestros mejores esfuerzos para realizar la construcción cotidiana de una comunidad que no es más que el reflejo de nosotros.

Cuando llegamos a fechas significativas, como es este bicentenario de la revolución de mayo, son momentos propicios para mirar para el pasado, valorarnos como República y aportar la Argentina que viene.

“Si miramos hacia atrás, y tomamos como medida de análisis los elementos constitutivos de la Nación veremos que en 1810 no teníamos consolidado un territorio, dado que amplísimos sectores de nuestra geografía estaban disociados; la población era escasa y el poder era delegado por la Corona española, aún mediando la revolución, debido a que se siguió gobernando a nombre del Rey peninsular. Es decir, entonces, que nuestros patriotas sentaron las bases de la argentinidad sobre un trípode esquelético, convirtiendo a Mayo más en una apuesta al futuro que en una decisión para aquel presente.

Al cumplirse el Centenario de Mayo, y siguiendo con el mismo análisis, la Argentina estaba en camino hacia la consolidación definitiva de su territorio; la población, por influjo de la Constitución de 1853, crecía por el fomento de la inmigración, sin tener una identidad nacional definida, por supuesto; y el poder era autocráticamente ejercido por una clase dominante con pretensiones de perpetuación, aunque con señales claras de nuevos sectores sociales de su vocación por la participación política.

Es decir que en 1910 habíamos avanzado mucho en relación a los 100 años precedentes, pero con enormes deudas hacia la integración definitiva del cuerpo social de la República.

Este Bicentenario nos encuentra con nuestro territorio plenamente consolidado, sin problemas de límites con los países hermanos; con una población creciente en proceso de una definitiva identidad nacional y el poder celosamente resguardado en instituciones republicanas y representativas asentadas sobre el principio democrático que, desde 1983, hemos venido sosteniendo y que han dado muestras ciertas de su aptitud para canalizar las expectativas de todo un pueblo.” (declaración del grupo Aurora del 23 de mayo de 2010)

Pero también es preciso entender por qué la Argentina ha estado marcada por los desencuentros y las antinomias, observándose que los conflictos parecen finalizar cuando llegamos al punto de la autodestrucción.   Nos dedicamos, luego, a curar las heridas, a discursear sobre la unidad de los argentinos hasta que nuevamente nos sentimos con fuerzas para cavar las trincheras, y así sin solución de continuidad.

Digo, con palabras que no son mías que “Los políticos ya no somos los escultores del alma nacional y la estructura del país… Nuestra habilidad consiste en ocultar el pensamiento, simular o disimular, flotar sobre las corrientes contradictorias como madero sobre el mar, permanecer en la superficie”, es indispensable si queremos tener un horizonte de mejoras crecientes; en todos los aspectos, superar esta decadencia.

No podemos, no debemos, estar conformes, en este bicentenario, pero ese inconformismo debe ser creativo, liberador de nuestras mejores ideas y energías, no nos quedemos contemplando lo hecho, miremos el enorme trabajo que tenemos por delante, sumémosle inteligencia al inconformismo y tendremos la posibilidad de avanzar hacia nuevo estadios de progreso, escalón por escalón.  Quizá si se mira la labor por realizar nos agobie, pero debemos comprender que no es posible que sea terminada en un plazo corto, es sólo impostergable comenzarla….. y continuarla, para así terminar con los gobiernos que se creen fundacionales.

Y cómo encuentra a nuestra ciudad este cumpleaños 200 de la patria, cuantos sueños hemos concretado, cuantos aún no, cuantos aparecen cada día con los desafíos que nos coloca por delante el avance tecnológico que amenaza con profundizar la desigualdad.  Las obras, las instituciones, lo que escribimos, son el registro fehaciente, como la fotografía, el cine y la televisión, de las iniciativas cristalizadas y las pendientes, pero lo que es imposible de registrar son los sueños, esa impronta individual que muchas veces se hace colectiva y que pone la ilusión en el progreso de este San Javier, que nos cobija y nos duele, que para bien y para mal nos identifica como pocos pueblos hacen con sus habitantes.

Soñadores y comprometidos lucharon porque lleguen a nuestro pueblo las obras de infraestructura económica, social y educativas que permiten que tengamos hoy día la posibilidad ir por nuevos desafíos, motorizar sueños postergados.  Pero nada podrá hacerse sin una adecuada conciliación de quienes tenemos la responsabilidad política de la hora,  abandonando la superficie para sumergirnos plenamente en los graves condicionantes que necesariamente hay que enfrentar,  aceptando que muchas acciones no tendrán rédito político en el corto plazo.

Moises Lebensohn escribió, 70 años atrás, que … “el hombre que ignora si al día siguiente llevará un trozo de pan a su hogar, qué será de él y los suyos si dura la desocupación y la enfermedad, el hombre que se siente aislado ante el duro existir de una sociedad sin piedad… ese hombre y ese joven entregan sus libertades a cambio de la eliminación de esas incertidumbres.”

Repito esto en este San Javier, en “el pueblo más lindo del mundo” al decir de Julio, en esta comunidad más antigua que la patria, será por eso  esta pobreza dura y vieja que va carcomiendo nuestra convivencia, debemos convocarnos a dar la batalla contra la  indigencia, a hacer política para los pobres y no contra los pobres.

Este bicentenario nos interroga esencialmente sobre la libertad, los que han tenido la suerte de tener, muchas veces más de lo que necesitan, alcanzan un mayor grado de libertad, en la pobreza esta flaquea, se hace mínima, inexistente.

Sanjavierinos, no podemos esperar doscientos años más para que todos seamos igualmente  libres, debemos hacer la tarea ya.

Seguidamente alumnos de la escuela Nº 435 Juan Bautista Alberdi bailaron el pericón nacional y se inició el desfile con la participación de instituciones sociales, escolares, deportivas y centros tradicionalistas.

Por la tarde se llevará a cabo el “Paseo Bicentenario” en la Plaza San Martín.

FUENTE: San Javier en Reflejos.

7 Responses to “SAN JAVIER CELEBRÓ EL BICENTENARIO DE LA PATRIA”

  1. Sergio Capoccetti  on Mayo 25th, 2010

    Autoridades,
    Queridos hermanos y hermanas,
    Agradezco su presencia en nuestro Templo Parroquial, en este momento solemne de oración.
    Estamos aquí para darle gracias a Dios por nuestra patria, por su historia, por su geografía, pero sobre todo por sus hijos e hijas, que son su mayor riqueza.
    Bendecimos a Dios por los héroes de Argentina; por los conocidos y los anónimos.
    Damos gracias por los hombres y mujeres que ofrecieron por la patria, su sangre y sus fatigas, en la educación, en la empresa, en el servicio público, trabajando la tierra con sus manos, en el arte y las letras.

    Agradecemos al Señor todos nuestros progresos, el esfuerzo de gobernantes y servidores públicos, empresarios y trabajadores, de los servidores del orden y la seguridad.
    También hoy, delante del Señor reconocemos las deudas que tenemos como sociedad y que aún no hemos saldado, en especial con los hijos más pobres de nuestra tierra.

    Así como agradecemos y pedimos perdón, también pedimos la bendición del Señor para los hijos de hoy, los que preparamos la herencia para los que vendrán mañana.

    Estamos ya celebrando el Bicentenario y nuestro encuentro de hoy no es sólo una formalidad, una parte más de las actividades conmemorativas.
    Nos reunimos porque, de una u otra manera, todos intuimos lo mismo que hace 2500 años escribió un hombre de Dios, “…si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles…si el señor no cuida la ciudad, en vano vigilan los centinelas…”.

    Es muy bueno estar aquí congregados en el nombre de Dios, porque aseguramos la presencia del Señor que nos ha prometido, “…cuando dos a más se reúnan en mi nombre, yo estaré en medio de ellos…”

    La construcción de la patria, que es nuestra tarea permanente, exige materiales nobles, fundamentos seguros, convicciones hondas y universales. Dios ha permitido que Argentina, en su geografía mantenga viva su identidad ligada a los valores profundos de la fe y que nos invitan a la altura, a la grandeza.

    El sueño de una sociedad posible, una sociedad buena para todos, se apoya en la certeza de que hay valores comunes a todos los hombres, que están arraigados en la naturaleza humana. Construir una Argentina más fraterna, más justa no es una utopía, es una exigencia que Dios mismo siempre está impulsando en los hombres y mujeres que buscan el bien.

    Queremos trabajar para que Argentina llegue a ser un hogar, y un hogar es unidad en la diversidad. El centro del hogar es la mesa donde los hijos se encuentran, comparten todo lo que hay y por el diálogo y los gestos, crecen en el amor. Por eso venimos hoy a la fuente originaria de la unidad y la diversidad que es Dios Amor. Venimos a sentarnos a la mesa de Dios.
    A El queremos invocar, a El queremos escuchar para que esta hora de la patria pueda ser inundada con el sol que no conoce el ocaso.

    El Papa Benedicto en su Carta sobre la caridad en la verdad, nos invita a abrir la sociedad a Dios para que podamos hacer de nuestra vida una tarea solidaria y gozosa.” Sin Dios el hombre no sabe dónde ir ni tampoco logra entender quién es. Ante los grandes problemas del desarrollo de los pueblos, que nos impulsan casi al desasosiego y al abatimiento, viene en nuestro auxilio la palabra de Jesucristo, que nos hace saber: «Sin mí no podéis hacer nada».
    Sin duda que el subdesarrollo tiene muchas causas, pero una causa aún más importante, “… es la falta de fraternidad entre los hombres y los pueblos… y esa fraternidad,… nace de un llamado trascendente de Dios Padre. Nuestra patria, nuestra ciudad será radicalmente diferente si nos convencemos firmemente de que hemos sido llamados a vivir juntos, a conocernos, querernos y ayudarnos.

    Para que un San Javier fraterno y justo sea posible, necesitamos darle a Dios el lugar que se merece, el primero, en nuestro corazón y en el corazón de Argentina. “Sin Dios, la realidad queda sin fundamento”, como señalaba el Santo Padre en su mensaje a nuestros pueblos de Latinoamérica con ocasión de la V Conferencia de los obispos realizada en el santuario mariano de Nuestra Señora de Aparecida en Brasil.

    En este día de reflexión volvamos a mirar nuestra Patria con la luz de la verdad y con el fuego de la caridad: Cuando miramos a Argentina, llenos de esperanza, vemos una tierra generosa: nuestra Argentina, llena de belleza, de desafíos éticos y, también, técnicos; vemos a nuestros compatriotas, en medio de sus cotidianas preocupaciones y alegrías; en el esfuerzo diario; vemos también oscuridades, sombras de dolor e injusticia; pobreza, cesantía y marginación de todo orden, material y espiritual.

    Pero quien está unido a Dios, queridos hermanos, no ve con amargura ni con rebelión: ve con amor y actúa con amor. La caridad en la verdad. La mirada del cristiano sobre su Patria es una mirada llena de amor porque es la mirada de Cristo.

    Queridos hermanos, la Patria es una misión que requiere de la gracia de Dios y la grandeza del alma generosa. Esta misión, que es única para cada hombre y mujer, para cada pueblo, no se realiza en la soledad sino en la comunión con los otros y con Dios. El progreso anhelado por todos y para todos es una elevación de todo el hombre hacia lo mejor, hacia aquello que late en su corazón como un llamado permanente: la felicidad en esta vida y en la vida eterna.

    Tal como en su hora, los Padres de la Patria proclamaron su fe en la Santísima Trinidad, o como el creador de la Bandera se inspiraba en el manto de la Virgen; así nosotros, ante Dios, ante Nuestra Madre del Cielo, ante nuestros hermanos, especialmente los más postergados, los que sufren, los olvidados, debemos recordar nuestro deber de Argentinos y de cristianos y, con la fuerza de la oración, comprometiendo en ello nuestra vida y nuestro honor, debemos actuar: poner todas nuestras energías, cada uno en el lugar que ocupa en la sociedad, para que cada hombre y mujer, niño, joven y anciano; cada enfermo; cada hermano nuestro que sufre en su alma o en su carne, alcance la plenitud y el sentido de su vida aquí, en esta tierra; ahora, en este tiempo, que son importantes, porque en ellos nos jugamos no solamente la alegría de esta vida, sino la bienaventuranza eterna.
    Nuestro compromiso y acción a favor del hombre no puede esperar; nuestra tardanza ahonda los dolores de tantos y abre la puerta a la violencia, que normalmente es hija de la injusticia.
    La oración y la reflexión; la búsqueda de Dios en nosotros y más allá de nosotros, la deliberación eficaz de los medios para alcanzar la paz, la justicia y el desarrollo nos impulsan hoy a la acción de gracias.

    Te Deum laudamus es el himno que la Iglesia entona en este solemne día de fiesta: “A tí Oh Dios te alabamos”. Te alabamos por tu bondad, por la unidad de esta querida tierra Argentina, por su diversidad, por las riquezas de sus suelos y de sus mares; pero sobre todo, por la fe que has infundido en nuestros corazones. Esta fe nos une, nos hace hermanos, nos muestra una historia común que encuentra una fuente aún anterior a la unión de las razas y culturas que han dado origen a nuestra Patria; una historia que ha comenzado en el corazón de Dios.

    Queridos hermanos, la acción de gracias nos conduce, finalmente a la súplica confiada y perseverante. Nuestra sola luz y nuestras solas fuerzas no nos alcanzan para cumplir la vocación sobrenatural de nuestra Patria. Nos enseña el Papa: “sin la perspectiva de una vida eterna, el progreso humano en este mundo se queda sin aliento”.

    Necesitamos de Dios. Como nuestros campos necesitan del sol y el agua para germinar y dar fruto, necesitamos de la gracia de Dios: sin ella, nada podemos, con ella, todo lo podemos.

    Pidamos al Señor todo lo que necesitamos, invocando a Aquella que, nos ha sido dada como Madre y Patrona: la Santísima Virgen María, nuestra Señora del Luján. Una madre lo es todo para sus hijos: para los más pequeños, el consuelo y el refugio; para los mayores, fuente de dulzura y descanso; para los extraviados, confianza; para todos, la luz y el calor. A Ella encomendamos nuestra Patria que el Señor nos ha regalado como misión.

  2. joako  on Mayo 25th, 2010

    La bandera Argentina debería estar todos los días del año flamenado en el mástil de la plaza.
    No solo en los actos.

  3. Bruno Bazán  on Mayo 26th, 2010

    Luis ocupo tu medio para FELICITAR a todos los que participaron del Acto oficial por el Bicentenario de nuestra Patria.
    Resulta muy gratificante ver las imagenes de lo sucedido en la plaza, y de la cantidad de asistentes.
    FELICITACIONES SAN JAVIER!!!!

  4. mario  on Mayo 26th, 2010

    La verdad tiene razón, la bandera debería estar todos los dias en la plaza.

  5. joako  on Mayo 26th, 2010

    Gracias Mario por el apoyo, pero lo veo muy lejos por parte de las autoridades…en fín si se llega a concretar no se olviden de quien propuso la idea jeje saludos San Javier..

  6. mario  on Mayo 26th, 2010

    ah bueno te voy a dar el crédito Joako, soy Mario Migno.

  7. elida  on Mayo 26th, 2010

    Felicitaciones a las autoridades y al pueblo de San Javier que participó con mucho respeto de las actividades programadas para este bicentenario de la patria, demostrando una vez más que queremos ser parte activa en la sociedad que nos toca vivir


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