CELEBRARON EL DÍA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Con una procesión que partió desde la parroquia y posterior misa frente al edificio de Vialidad, la comunidad sanjavierina celebró ayer a la Virgen Inmaculada Concepción.
La procesión se inició pasada las 19 hs. en la intersección de las calles Alvear y 9 de Julio, encabezada por el presbítero Sergio Capoccetti, abanderados de la escuela San Francisco Javier, estandarte de capillas de San Javier, una gran cantidad de fieles, móviles policiales y de Bomberos Voluntarios.
Recorrió las calles 9 de Julio, Libertad y Teófilo Madrejón hasta concluir en la intersección de la ruta 1, donde se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
Posteriormente el párroco de la Iglesia San Francisco Javier, Sergio Capoccetti, celebró la Santa Misa, con un muy buen marco de fieles, en el frente del edificio de la Zona IV de la Dirección Provincial de Vialidad.
“Este año nos sorprendimos con la participación de la gente, porque muchas veces por ahí escuchamos decir que la Iglesia esta perdiendo mucha gente, y la Iglesia no esta perdiendo la gente, la gente tiene su Fe en Cristo”, sostuvo el Sacerdote.
Más adelante remarcó, “Tenemos una madre que cuidar en nuestra devoción y entronizar en nuestro hogares, y ella nos va a cuidar la Fe”
Al culminar la celebración religiosa, se proyectó un video, con una canción de la religiosa española Glenda, denominado “Ahí tienes a tu Madre”, el cual conmovió y provocó mucha emoción en varios feligreses.
Diciembre 8: Día de la Inmaculada Concepción.
Ella, desde el momento en que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha del pecado original.
En nuestra sociedad, la pureza tiene dos valores opuestos. Mientras la droga más pura es la más cara y todos buscan el detergente que deje la ropa más blanca, muy pocos se preocupan de mantener su alma y su vida pura, de cara a la vida eterna. Incluso, quienes se confiesan seguido son a veces criticados, y se les califica despectivamente de «mochos». La Virgen María nos invita a vivir este ideal de pureza, aunque para ello tengamos que ir «contra corriente.»
El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, promulgó un documento llamado «Ineffabilis Deus» en el que estableció que el alma de María, en el momento en que fue creada e infundida, estaba adornada con la gracia santificante.
Desde entonces, esta es de las verdades que los católicos creemos, aunque a veces, no entendamos. Es lo que se llama Dogma o artículo de fe.
La Virgen María fue «dotada por Dios con dones a la medida de su misión tan importante» (Lumen Gentium). El ángel Gabriel pudo saludar a María como «llena de gracia» porque ella estaba totalmente llena de la Gracia de Dios.
Dios la bendijo con toda clase de bendiciones espirituales, más que a ninguna otra persona creada. Ella es «redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo». (LG, n. 53)
La devoción a la Inmaculada Concepción es uno de los aspectos más difundidos de la devoción mariana. Tanto en Europa como en América se adoptó a la Inmaculada Concepción como patrona de muchos lugares.
María tiene un lugar muy especial dentro de la Iglesia por ser la Madre de Jesús. Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre Nuestra.
Con esto, hay que entender que Dios nos regala también a cada uno de nosotros las gracias necesarias y suficientes para cumplir con la misión que nos ha encomendado y así seguir el camino al Cielo, fieles a su Iglesia Católica.
Podemos aprender que es muy importante para nosotros recibir el Bautismo, que sí nacimos con la mancha del pecado original. Al bautizarnos, recibimos la gracia santificante que borra de nuestra alma el pecado original. Además, nos hacemos hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Al recibir este sacramento, podemos recibir los demás.
Para conservar limpia de pecado nuestra alma podemos acudir al Sacramento de la Confesión y de la Eucaristía, donde encontramos a Dios vivo.
Hay quienes dicen que María fue una mujer como cualquier otra y niegan su Inmaculada Concepción. Dicen que esto no pudo haber sido posible, que todos nacimos con pecado original. En el Catecismo de la Iglesia Católica podemos leer acerca de la Inmaculada Concepción de María en los números 490 al 493.
El alma de María fue preservada de toda mancha del pecado original, desde el momento de su concepción.
María siempre estuvo llena de Dios para poder cumplir con la misión que Dios tenía para Ella.
Con el Sacramento del Bautismo se nos borra el pecado original.
Dios regala a cada uno de nosotros las gracias necesarias y suficientes, para que podamos cumplir con la misión que nos ha encomendado.
FUENTE: Catholit Net – San Javier en Reflejos

